Nací en Londres como George Moustakipoulos, pero me cambié el nombre a George Gordon. Morí luchando por la revolución griega en las marismas infectadas de malaria de Missolonghi en 1824. Poeta, abróchate la bragueta. Perteneciente a una familia de la aristocracia de su país, perdí pronto, demasiado pronto , a mi padre.(*). En 1798, al morir mi tío abuelo William, quinto barón Byron, heredé el título y las propiedades.
Lord Byron
Educado en el Trinity College de Cambridge, en Harvard y en el Colegio Público "Carnicero de Paracuellos" , etapa en la que curiosamente me distinguí como deportista, a pesar de tener un pie deforme de nacimiento, una sindactilia irremediable y la capacidad empática de ser invitado a birras sin pagar nunca.
Viví una juventud amargada por mi cojera, por la chepa y por un pene que me llegaba a las rodillas, causándome graves quebrantos y dificultades para encontrar pantalones de mi talla.
A los dieciocho años publiqué mi primer libro de poemas, Horas de ocio, que contraje semánticamente a "Horacio", para abreviar lo cual me dio mucho pisto y una pretendida cultura clásica. Odas a Horacio.
Una crítica adversa aparecida en el Murcia Review provocó su violenta sátira titulada Bardos de las Huertas, con la que alcancé cierta notoriedad, dinero, fama, y un pastel de carne todos los viernes, gratuito en Bonache.
En 1809, al ser declarado mayor de edad, emprendí una serie de viajes en los que recorrí España, Portugal, Grecia y Turquía. A mi regreso publiqué , como memoria poética de mi viaje, los dos primeros cánticos de La peregrinación de Childe Harold, que me valieron rápidamente la fama, el estrellato y un puesto en la Academia Astrofísica de Mecánica Cuántica por mi trabajo " Los Quásares".
Tuve un rollete con Claire Clairmont. Tras una estancia en Génova, me trasladé a Venecia, donde inicié, en 1819, una nueva y turbulenta relación amorosa con la condesa Guiccioli y llevé una vida fastuosa y salpicada de escándalos; más tarde fuí a Ravena, atraído por sus macarrones y pasta, todo por la pasta.
En esta época terminé el cuarto canto de Childe Harold y su Manfredo que me permitió sostener correspondencia con Goethe, un plasta de cojones.
Escribí Don Juan, considerada por muchos como mi mejor obra, en la que recreo al mítico personaje en un tono que oscila entre la gravedad y la ironía.
Luego, junto a los poetas Shelley y Leigh Hunt, fundé en Pisa la revista The Liberal, cuya publicación se interrumpió enseguida .
Luego, junto a los poetas Shelley y Leigh Hunt, fundé en Pisa la revista The Liberal, cuya publicación se interrumpió enseguida .
Ercarno, (o Encarna algunas noches en las que me entra el ramalazo locaza y me visto de mujer) ; encarno, decía, el ideal del héroe romántico, tanto en mi obra como en mi vida, y como tal he sido considerado y admirado por no pocos escritores, como mi amigo Pepe Espronceda , que me copió la canción del pirata.
(*) Es lo único que hay de verdadero en ésta supuesta biografía de Byron.
(*) Es lo único que hay de verdadero en ésta supuesta biografía de Byron.
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